Manola Álvarez Sepúlveda
Según parece, el nuevo arzobispo de Puebla, ya metió su bendita cuchara en lo que, dice la Constitución mexicana, está prohibido para él, o sea intervenir en política. ¿Por qué digo esto? Pues porque, de acuerdo con lo que manejaron varios columnistas, monseñor Víctor Sánchez “cabildeó” e incluso presionó al poder civil valiéndose de su poder espiritual para convencer a quien usted ya sabe. ¿De qué? De impedir que se legislen las leyes de despenalización del aborto y de muerte anticipada.
La forma de corresponder a la petición del jerarca de la Iglesia Católica, proceder que tiene su dosis de inteligencia política, hjavascript:void(0)ay que reconocerlo, fue lograr que las fracciones parlamentarias (PRI, PAN, PANAL) del Congreso local, avalaran la iniciativa consistente en reformar la Constitución estatal, al incorporarle un nuevo capítulo para, cito, “establecer los principios fundamentales a partir de los cuales los poderes públicos garantizarán el desarrollo integral de la familia”.
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