Alonso Fragua
Cada año, el planeta genera entre 20 y 50 millones de toneladas de basura electrónica, conformada por el desecho de computadoras, celulares y demás aparatos que son desplazados por productos más sofisticados y cuyos componentes representan una fuente de contaminación al suelo, el agua y al aire. Lo anterior según datos proporcionados por el investigador del Instituto Politécnico Nacional (IPN), Enrique Rico Arzate, quien el pasado 7 de marzo ofreció la conferencia “Residuos de la tecnología” como parte de una reunión de la Red de educadores ambientales del estado de Puebla, A.C.
En opinión del miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) del Conacyt, el impulso a las ciencias y el avance de la tecnología, muchas veces se ha logrado a costa del sacrificio de la naturaleza y el impacto sobre la vida humana. Asimismo, pocos consumidores piensan en qué harán con sus aparatos electrónicos cuando los reemplacen con una nueva generación. Como ejemplo mencionó que la vida útil de una computadora personal es de cinco años y de un celular de dos. Sin embargo, cada año estos números disminuyen. Asimismo, comentó que, a pesar de su tamaño, el costo ambiental por producir una computadora es mayor al de un automóvil o un refrigerador
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