viernes, 13 de marzo de 2009

Apuntes de laicismo para remisos y sumisos (notas sobre la vida en la sacra república poblana)

Apuntes de laicismo para remisos y sumisos (notas sobre la vida en la sacra república poblana)

Roberto Martínez Garcilazo

1. El laicismo es el régimen político en el que existe una clara independencia del Estado de las religiones y las iglesias. El Estado laico no tiene credo religioso. El Estado laico no califica, no descalifica, no adopta las creencias dogmáticas de ninguna religión. El Estado laico es producto de la Ilustración y del Enciclopedismo; es triunfo de la libertad de pensamiento y signo de racionalidad social.
2. En relación a la iniciativa de reforma del Titulo Primero de la Constitución Política del Estado de Puebla, que busca adicionar un capitulo denominado DE LA FAMILIA en el que se consagren como parte de la ley conceptos religiosos del dogma católico –que condenan la despenalizacion del aborto, el derecho a la muerte elegida, las sociedades de convivencia y las estructuras no canónicas de familia nuclear- en detrimento de la naturaleza laica del Estado Mexicano, el presidente del Congreso de Puebla, José Othón Bailleres, declaró lo siguiente a la reportera Dalia Patiño (Puntual, página 5, miércoles 11 de marzo del 2009): Yo creo que en México, el 90% de las personas practicamos alguna religión, principalmente el cristianismo, y entonces la mayoría estaría de acuerdo con los planteamientos no sólo del PRI, sino de varios grupos parlamentarios. Es evidente la ignorancia y la confusión mental del declarante. Son palabras indignas de un titular del poder legislativo estatal. Sin embargo, nos proporcionan el retrato fiel de la condición intelectual de los promotores de la teocracia poblana.
3. El Estado no debe regular jurídicamente el dogma católico. Implicaría otorgar al catolicismo estatus de religión oficial de Puebla. Por otra parte, lo otros credos religiosos tendrían la justificación fáctica para entablar una querella legal contra el Estado. Es una propuesta políticamente impertinente y socialmente aberrante porque, por ejemplo, las religiones que consideran la poligamia como la forma familiar natural serían ilegales en Puebla en beneficio de la Iglesia Católica.
4. La promoción de la injerencia del Estado en la esfera de la soberanía personal es una concesión a la Iglesia Católica. Los legisladores se arrogan, se atribuyen, la facultad de decidir por los ciudadanos que supuestamente representan. En un acto de despojo de atribuciones civiles, expropian la capacidad de deliberación y decisión del pueblo. Los tiempos del Estado Totalitario que invade la esfera de vida privada de los ciudadanos son, sin duda, los de los estados teocráticos, comunistas y fascistas.
5. La derecha y la iglesia poblana han doblando a una parte de la fracción parlamentaria del PRI. ¿A cambio de qué? ¿Qué relación tiene esta negociación con los próximos procesos electorales? ¿Rindieron la plaza los priistas? ¿Creen ingenuamente que los sectores sociales conservadores modificarán sus preferencias electorales? ¿Se buscó deliberadamente debilitar al PRI en vísperas electorales? O ¿Es simple imprudencia y falta de oficio de facciones priistas en disputa?

Signos, de esta coyuntura, que merecen reflexión y saludo son la posición critica adoptada por ciertos periodistas –Mejía, Rueda, Manjarrez, Luna y Ruiz; y la lucha principista, liberal, en contra de esta iniciativa, reaccionaria y ahistórica, de priistas y perredistas como Rocío García Olmedo e Irma Ramos.

Ayer, en el colmo del contrasentido vimos a diputados oponiéndose a la realización de una consulta ciudadana. A diputados sesionando a puerta cerrada. A diputados desconcertados por la ausencia de línea. Ayer vimos, antes de que cerraran las puertas, a ciudadanos exigiendo a sus representantes que tomaran en cuenta sus opiniones, que cumplieran su deber y que consultaran a sus representados. El valor simbólico de esta acción es el de un cuestionamiento de facto de la democracia representativa, de la legitimidad de la representación (de la política, no de la teatral). Y esto no es poca cosa, puede ser el inicio de una fisura institucional.

Ayer, fue necesario que la sesión del Congreso tuviera un receso para realizar negociaciones políticas de alto nivel. Estas son las últimas líneas de la nota de ultimo minuto de Efraín Núñez Calderón, en e-consulta, ayer jueves 12 de marzo: “La sesión se reanudará a las 6:00 de la tarde. Mientras, trascendió que, el gobernador Mario Marín se reúne en Casa Puebla con miembros prominentes de su partido”

Y estas líneas son de Selene Rios, de Cambio, a las 1850 horas: José Othón Bailleres y parte de la fracción priista cerraron las puertas del Pleno Legislativo y ni siquiera se le permite el acceso a los representantes de los medios de comunicación. Incluso algunos reporteros fueron agredidos por trabajadores del Congreso del estado quienes están custodiando las puertas. En estos momentos el bloque opositor integrado por el PRD, PT, Convergencia, Nueva Alianza y Acción Nacional, están solicitando el acceso de los reporteros al Pleno Legislativo y será sometido a votación.



Como puede verse, la política es cosa de elites, los ciudadanos comunes tenemos que esperar (¿callar y obedecer?) a que un grupo de profesionales de la política, expropiando nuestras facultades de juicio y opción, decidan en nombre nuestro.



Hoy nos enteraremos que ayer a las 2130 horas, las poblanas y los poblanos fuimos despojados, por los derechistas, de dos decisiones básicas, ontológicas: cuando reproducirnos y cuando morir.



Que los derechistas llenaron las tribunas del Congreso con turbas pro-clericales.



Que los derechistas violentando ominosamente el recinto parlamentario, apoyaron sus argumentos en un cuerpo de granaderos.

Ayer descubrimos una verdad del tamaño de la catedral –la futura oficina del señor Víctor Sánchez Espinoza: hay una crisis de liderazgo político de la elite gobernante.

Largo fue el jueves 12 de marzo: su sombra oscurecerá nuestra vida social durante dilatado tiempo.

Canta el danzón que Si Juárez no hubiera muerto, todavía viviría. Tal vez. –Pero en Puebla no; yo agregaría.

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