FERMÍN ALEJANDRO GARCÍA
La gestión de Darío Carmona García al frente de la SEP no se caracteriza por registrar avances a favor de la educación o las condiciones laborales de los maestros, sino porque esa dependencia se usa para fines electorales, como garrote político contra maestros disidentes y por proteger actos de corrupción. Una muestra de esta tercera característica es el nuevo escándalo que se vive en la Secretaría de Educación Pública, al haber sido acusado un funcionario de alto nivel de amenazas y extorsión.
Se trata de Óscar Emilio Carranza León, quien es el director de Formación Docente y fue diputado local en el sexenio de Melquiades Morales Flores, periodo en el que este personaje se caracterizó por cobrar doble, por un lado su dieta de legislador y por otro el sueldo de profesor de una plaza que no ejercía.
Carranza es, ante todo, una posición de la sección 51 del SNTE en la Secretaría de Educación Pública, y por esa razón este funcionario se siente intocable. O por lo menos eso es lo que denuncia un docente que acusó a dicho funcionario de un intento de extorsión, primero con 60 mil pesos y luego con 30 mil pesos, pero como no accedió, le congeló su pago como maestro.
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