miércoles, 15 de julio de 2009

El músico cubano Leo Brouwer imparte cátedra en la UAP

Leo Brouwer es considerado como el músico cubano más importante del siglo XX y de lo que va del XXI. Ha sido distinguido con la Membresía de Honor de la Unesco y ha sido maestro lo mismo de Pablo Milanés que de Silvio Rodríguez. Ahora Brouwer está en la Universidad Autónoma de Puebla.

Brouwer ha dirigido a la Filarmónica de Berlín, la Filarmónica de Escocia, la de la BBC de Londres, la Orquesta Sinfónica Nacional de México y la Sinfónica Nacional de Cuba. La Escuela de Artes de la UAP es de los pocos lugares visitados por Brouwer en la conmemoración de sus 70 años de vida. Entre las actividades que realizará en Puebla hay clases magistrales en la Sala Sinfónica del Complejo Cultural Universitario de la UAP, adonde han acudido estudiantes y profesores de la institución y otros lugares del país.

Hace 20 años nos visitó en esta universidad, ¿cómo se siente a su regreso?

Hace 20 años estuve en Puebla visitando a mi amigo don Miguel Limón; de entonces a la fecha hay una historia de trabajo, de vida intensa, y hoy el reencuentro es grato. Me fascina y admira encontrar este inmueble de la Universidad, el Complejo Cultural Universitario, un centro tan fantástico que acoge a la juventud en todos las manifestaciones artísticas. Es fantástico y no los hay en todo el mundo.

¿Qué significa para usted reunirse con los jóvenes, como hoy lo hace en estas clases magistrales?

Yo fui, por razones económicas, autodidacta, no tenía dinero para comprar libros, ir a universidades, conservatorios, pagar matrícula; y decidí estudiar como autodidacta y no lo recomiendo, aunque me sirvió. Mi amor por los muchachos es muy grande y no quiero que sufran innecesariamente ese largo camino del aprendizaje profesional; me encanta trasmitirles mis experiencias acumuladas en 50 años.

A sus 70 años de vida, qué valora de la vida, del arte…

Creo que se puede decir con pocas palabras: la verdadera y positiva comunicación humana, que es tan difícil. Tenemos una sociedad contemporánea compleja, convencida de que la alta tecnología va a resolver todos los problemas; y la tecnología no los resuelve, sino la comunicación del hombre con y por el hombre.

¿La comunicación humana es uno de los valores que hemos perdido?

Sí, y es algo que me angustia, porque veo filosofías de pueblos enteros que han cambiado valores por el estatus, por el dinero, cosas esenciales por una posición social. Hay ideologías… no voy a mencionar a nadie…, pero están bastante cerca de México y Cuba.

¿Qué perdemos al perder esta comunicación humana?

Estamos entrando en una etapa en la que los niños de muchos países van armados a la escuela; eso es tan aterrador como real. ¿Cómo es posible llegar a esos extremos aberrantes? Estamos perdiendo la inocencia, la capacidad de asombro, la capacidad del disfrute de la vida misma, de lo que nos rodea. Estamos arruinando el planeta. Hoy se habla más de dictaduras y de la falta de libertades, pero los que de esto hablan esconden los problemas que causan.

Usted forma parte de la Comisión de Honor de la Unesco, ¿qué le representa esta distinción?

Tengo el privilegio de compartir la membresía de Honor con Alberto Ginastera, Herbert Von Karajan, Isaac Stern, Ravi Shankar, Joan Sutherland, por nombrar algunos de tantos grandes genios de la música. Para mí ha sido un privilegio ser designado por esas grandes figuras de la historia de la música, siendo muy joven, para formar parte de ellos. Éramos en su origen, hace poco menos de 30 años, como 30 o 40 miembros.

¿Cuál es su concepto del arte, y la relación de éste con su entorno?

El arte lamentablemente no es rentable en su concepto; es una parte imprescindible de la vida en todas y cada una de sus manifestaciones. Si estuviésemos 48 horas sin música, eso sería una catástrofe mundial. Es aterrador pensar en algo así. Lo mismo ocurre con la plástica y demás.

¿Cuál debe ser la esencia de nuestras universidades y su compromiso con las humanidades?

El fenómeno de la enseñanza superior se ha ido decantando hacia la tecnología en abstracto. Uno de los que más abundan en esta temática es Humberto Eco, quien en sus conferencias siempre reclama de las universidades el humanismo. El humanismo no está reñido con la alta tecnología: es parte esencial para que esa tecnología sea conducida con calidad hacia lo positivo.

Las universidades deben retornar hacia ese humanismo…

Absolutamente. Sumarla a la tecnología, y no pensar que la tecnología tiene el más alto nivel en el escalafón de los valores.

¿Qué está haciendo ahora?, ¿cuáles son sus proyectos?

Estuve cerca de la muerte, o más bien regresé de ella varias veces. Viajo por el mundo por lugares que me interesan, que no son precisamente los más famosos. Son los lugares que tienen un valor sentimental, cultural, artístico y de interés, como Puebla. Decidí ser lo que me gusta, recuperar las relaciones humanas que se van perdiendo a través de mecanismos como el trabajo constante, los compromisos, la tecnología que aísla; como Internet, que aunque es maravilloso, aísla. Me siento feliz trabajando intensamente, pero eso te aísla de los amigos; el tiempo hay que compartirlo, hay un tiempo para cada cosa y eso se olvida. Hoy quiero reencontrar el mundo que alguna vez me fue placentero, fui feliz... y en ese mundo están los amigos.
Puebla • Redacción

(milenio Puebla)

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