lunes, 10 de diciembre de 2007

Despiden a periodista asesinado

Redacción/Cambio de Michoacán Grecia Ponce | Marco Antonio Duarte
Lunes 10 de Diciembre de 2007

Uruapan | Morelia

Los deudos reclamaron justicia en medio de los operativos inoperantes que tanto lucen en la propaganda gubernamental
Ni siquiera un cielo azul sin tacha y el sol de esta ciudad de primavera perenne lograron disipar las sombras del miedo y la impotencia, cuando el cuerpo del joven reportero Gerardo García Pimentel quedó cubierto de tierra, de flores y lágrimas. Los restos mortales descansarán, pero no así sus amigos, compañeros y familiares, quienes quedaron sepultados bajo el pavor fundamentado.
De todos modos y aún cuando fueron reportados desaparecidos el primo y el hermano del periodista asesinado, Carlos García Pimentel y Mario García, respectivamente, los deudos reclamaron justicia en medio de las lápidas de la impunidad, los epitafios de violencia y los operativos inoperantes que tanto lucen en la propaganda gubernamental.
Gerardo García Pimentel, quien estaba proyectando su primer libro sobre cultura y tradición, quien llegaba cantando a la redacción y quien recibió más de 20 tiros de armas de alto poder, fue despedido con aplausos y miles de interrogantes.
Desde poco antes de las 14:00 horas, los deudos: familiares, amigos y trabajadores de los medios de comunicación, partieron en cortejo fúnebre desde la casa familiar del abatido. Todos se dirigieron a la parroquia de la Sagrada Familia, frente al camposanto municipal, en donde se llevó a cabo una misa de cuerpo presente.
Ahí, el sacerdote Serafín Peñarán Zepeda pidió a los presentes orar no sólo por «el hermano muerto, sino porque los que están en el gobierno de la nación promuevan la justicia y la paz».
Luego los dolientes salieron del templo y el ataúd fue acompañado de pancartas que pedían el esclarecimiento del caso a Felipe Calderón, al gobernador Lázaro Cárdenas y al procurador de Justicia del Estado, Juan Antonio Magaña de la Mora.
Los reporteros lucían desencajados y nadie negaba su miedo, ante las cartulinas que decían «la pluma no mata». Muchos confesaban su deseo de escribir sociales, aunque también agregaban que cubrir esa fuente no garantizaba la seguridad para informar.
Y es que aunque varios comunicadores han recibido anónimos con amenazas, el temor esta vez tuvo como base descargas de plomo y la sangre que manchó un sábado en el antiguamente pacífico barrio de San Juan Quemado.
En el cementerio, una de las parientes del finado perdió el sentido y nada consolaba a don Juan, el padre de Gerardo, a su madre doña Carmen y a la prometida con quien iba a casarse el próximo sábado 15.
Al final Gerardo quedó solo en su tumba, con la promesa de la vida eterna, mientras que los demás partieron condenados a quedar peor que muertos, porque de ahora en adelante vivirán con miedo.


La PGJE declaró a familiares


La Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) declaró ya a familiares de Gerardo Israel García Pimentel, reportero del diario La Opinión de Michoacán, del municipio de Uruapan, quien fuera ejecutado por dos presuntos sicarios el pasado sábado.
Sin embargo, hasta anoche la PGJE no había detenido a ningún sospechoso, pero se espera que las investigaciones que realiza un grupo especial de la Policía Ministerial permitan el pronto esclarecimiento del crimen.
Personal del diario calificaron como una persona «noble» al comunicador, cuya muerte extrañó al medio periodístico toda vez que se desempeñaba en la fuente agropecuaria, en trabajos sobre el fruto del aguacate, ajeno siempre a temas de seguridad.
No obstante, directivos del periódico afirmaron que el ahora extinto sí cubría guardias en la fuente de policiaca, pero con una frecuencia de cada tres semanas, aunque no salía del diario y permanecía ahí a la espera de comunicados oficiales.
El crimen, cabe mencionar, se desarrolló alrededor de las 15:20 horas, en el interior del Hotel Ruan, ubicado en el número 99 de la Avenida Revolución, en el primer cuadro uruapense.
En ese lugar, dos supuestos sicarios que portaban un rifle de asalto calibre .223 (AR-15) y una pistola .38 Súper, coparon al comunicador, luego de perseguirlo por diversas vialidades cercanas, sin que agentes de la Policía Municipal se percataran de ello.
Mientras el periodista subía el octavo escalón de una escalera de concreto del lugar, para intentar refugiarse en la planta alta, donde tenía su hogar, los presumibles gatilleros abrieron fuego en su contra y lograron acertarle más de 20 impactos en diversas partes del cuerpo.
Perpetrado el crimen, el par de individuos salió del hotel, propiedad de la familia de la prometida de la víctima, dándose a la fuga sin ser identificados por vecinos.

No hay comentarios: