lunes, 23 de julio de 2007

Un fragmento del suplicio

Unidades habitacionales angelopolitanas tierra de nadie
Celina Peña// Domingo por la mañana la música cumbianchera despierta a todos los vecinos del edificio, desde la planta baja, se intenta levantar los ojos para ver el sol, pero las sábanas mojadas del tercer piso intimidan cualquier intento de voltear al cielo. Los ladridos de los perros encerrados en los minidepartamentos hacen comparsa con la música de Los temerarios. Así es la vida de las unidades habitacionales, las mismas que le dan el honroso noveno lugar a nivel nacional al estado en ocupación y habitación en este tipo de viviendas.
Practicamente todas las unidades habitacionales padecen del mismo problema, la indiferencia de autoridades municipales y estatales para mejorar la calidad de vida de las miles de familias angelopolitanas que tienen que vivir en medio de contenedores de basura llenos de ratas o moscas, sin menospreciar el hacinamiento en el que viven muchas de estas familias.
“Departamentos de lujo”
Además, de la falta de espacios dignos para el esparcimiento, algunos vecinos han generado conflictos al ocupar las áreas comunes como extensiones de sus viviendas, la fisonomía de las unidades es deprimente, edificios descascarados, jaulas para guardar los coches que sirven para tender la ropa, mientras que los autos se estacionan en los pasillos ante la falta de espacios, problema causado por el exceso de dichas jaulas.
Para Margarita Pérez la situación es insostenible, ella vive en una unidad habitacional al sur de la ciudad, la fuga de agua que tiene el tinaco del edificio es tan grande que teme que el edificio se venga abajo, sin embargo, nadie quiere cooperar para reparar la falla, el pretexto es que ninguna familia de las que allí viven son propietarias de los departamentos que ocupan.
La Bosnia poblana
En la unidad habitacional Fuentes de San Bartolo las cosas no distan de La Magarita o de Amalucan mejor conocida como la Bosnia poblana por la descomposión en su fisonomía. Amalucan dicen los vecinos es como zona de guerra, fugas de agua por todos lados, nadie quiere recoger la basura que todos tiran; perros por todos lados, con sus respectivas heces esperando a ser pisadas. Memelas, discos píratas, y tienditas improvisadas, teléfonos destruidos, baches y chavos banda hostigando al transeunte.
Para los niños de Fuentes de San Bartolo las oportunidades de un parque se esfumaron el día en que los vendedores ambulantes instalaron sus puestos de lámina, sólo unos columpios mal trechos y una pequeña cancha de basquet quedan para el uso de los vecinos.
El infierno en Puebla

Josafhat harto de vivir en Agua Santa acaba de comprar una casita de interés social, en sus propias palabras describe lo que es vivir en su unidad habitacional que por años ha sido su hogar, del que hoy feliz se muda. “Chale mira pues se oyen los lamentos a la hora de limar y de pelear, música de la chingada o de tu preferencia como gustes, entre lo que es cañareal y los yaguaru, basura por todos lados, además arriba en el último piso se suben a drogarse y a cojer se adicho cada quien agarre a su pareja.
Para pagar el agua es un pedo nadie quiere pagar ni la bomba que a veces los guarros se las roban, o nadie paga el agua, miras los recibos deben un chorro de agua, por eso nunca hay, nos la cortan por exceso de pago, alambres colgados de luz, muchos se la roban, que tal los diablitos cuando vienen a cortar la luz, la vieja de abajo se siente la dueña, grita mucho, y se apropió del patio, ella se agandalló la llave de la bomba del agua.
Entre los grafitis y la basura en los pasillos es un purgatorio de pecadores, y los mal hechos que adaptan su casa o las jaulas para su tiendita o lo que sea dvds pírata, papas, memes y las sabrosas quecas, y el naco de arriba que pone su pinche bandera del América con su música a reventar tímpanos. Si no pagan el agua, mucho menos quieren pagar la vigilancia, se agarran de bajada a los guardias con mañana les doy, lo mismo le dicen a los aboneros que llegan a cobrar.
Es una tierra infernal al entrar aquí es como si ya te hubieras muerto y ya estás con el mismo chamuco.
Nadie cooperar para mejorar las calles o el edificio, y llegar de noche da miedo, porque llega mucha gente porque aquí está el hospital de Agua Santa, que hace la unidad más peligrosa que la Margarita” (sic).

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