domingo, 6 de mayo de 2007

Verdadero periodismo, la urgencia


Jorge Machuca Milenio diario

A Puebla le urge que los medios y sus reporteros comiencen a hacer verdadero periodismo de investigación como una forma de paliar las deficiencias en las instituciones gubernamentales que se dedican a fiscalizar a la propia administración pública y de garantizar el derecho a saber que tiene la ciudadanía, se dijo en la jornada de clausura del encuentro de periodistas “Puebla en su Tinta”.

Luego de que reporteros de diferentes medios electrónicos e impresos poblanos se quejaron de la censura, falta de tiempo, espacios y presupuesto para desarrollar investigaciones periodísticas y publicarlas, Jacinto Rodríguez Munguía, investigador de la revista Eme Equis y de la Fundación Prensa y Democracia, dijo que justo en ese momento es cuando más se debe hacer verdadero periodismo de investigación con perseverancia y paciencia.

“No podemos venir con el argumento de que estamos aplastados por las circunstancias”; el periodista de investigación debe exigirse más y apasionarse por su trabajo.

Incluso, aventuró, hay que “jugar un poquito a ser Dios para crear una gran historia, es una de las maravillas del periodismo de investigación, en el que tenemos que exigirnos escritura memorable, un periodista de investigación se hace leyendo, provocando, hurgando, no entiendo a un periodista sin pasión, es coraje y amor lo que requiere esta investigación”.

El especialista en temas de la Guerra Sucia, insistió en que “no hay periodismo si no hay placer” y dijo que está comprobado que el periodismo de investigación vende bien, es de hecho una gran inversión, pero tiene sus riesgos, especialmente los personales.

“Nos lleva a entrar con todos los sentidos a las entrañas mismas de la humanidad, cuando entramos ahí no regresamos ilesos, nos transforma y puede que terminemos siendo buenos”, sentenció el investigador.

Ataques armados

En la mesa de periodismo de investigación, Javier Trujillo, reportero del diario Línea por Línea de Acapulco; Daniel Rosas, de El Mañana de Nuevo Laredo; y Juan Carlos Domínguez, del semanario Zeta de Tijuana alertaron acerca de los ataques perpetrados por el narcotráfico y los grupos paramilitares que se coluden con los diferentes niveles de gobierno, que han hecho de los medios y sus trabajadores, blancos constantes para generar temor en la sociedad y propiciar la autocensura.

El reportero de Nuevo Laredo dijo que su ciudad aún es territorio que se disputan los grupos que se dedican al tráfico tanto de personas como de drogas, “tienen un poder corruptor difícil de atacar”. En medio de las pugnas territoriales ha quedado la sociedad, y está siendo atemorizada a tal grado que la gente con mayor poder adquisitivo ha optado por emigrar a Estados Unidos o a otras entidades de México. “Los demás intentamos hacer nuestra vida normal”.

Los hechos en los que se involucró al narco, han sido denunciados constantemente por El Mañana, a cuyos directivos se les ha tratado de sobornar infructuosamente; la incomodidad del diario ha llegado a tal grado, que en febrero del año pasado, dos hombres con el rostro cubierto balacearon la redacción y lesionaron a Jaime Orozco, quien quedó paralítico tras recibir seis impactos de bala.“¿Qué hicimos para sobrevivir y mantenernos trabajando?; sólo la responsabilidad y que se está haciendo un trabajo honesto es lo que nos anima a seguir”, sentenció el informador, que señaló también que las denuncias hechas por la prensa internacional respecto a los ataques contra los medios, han ayudado a que cesen por el momento las hostilidades.

La desgracia es que en los medios con sede en el Distrito Federal, que tienen alcance nacional, especialmente en la televisión, se banaliza la información sobre la inseguridad sin denunciar quiénes son los responsables de los atentados, van al efecto y a la causa.

Javier Trujillo, periodista guerrerense, alertó que Acapulco se ha convertido en lo que el narcotráfico ha llamado un laboratorio para medir fuerzas entre grupos rivales, coptar o coludirse con las autoridades y matar a periodistas incómodos o que estaban a su servicio y ya no le son útiles.

Juan Carlos Domínguez, de Zeta, semanario creado hace 27 años, hizo una cronología de los ataques y asesinatos de sus directivos; en diferentes momentos, el actual aspirante a la gubernatura de Baja California, Jorge Hank Rhon, su familia y guardaespaldas han ejecutado a gente de Zeta y de nueva cuenta, como ha ocurrido desde hace 20 años, han intentado frenar su circulación.

¿Quién nos lee?
Una de las inquietudes comunes en las mesas de trabajo, fue el cuestionamiento respecto al fin del trabajo del reportero poblano; a ciencia cierta no se sabe quién lee los diarios y los periódicos digitales, además de los políticos y los medios con los que se compite.

El periodista peruano José Carlos Paredes, de la revista Etiqueta Negra, sostuvo que “no nos leen porque hacemos periodismo para los políticos y para los propios periodistas, no estamos buscando los temas relevantes”; urge retomar las historias sociales.

Salvador Frausto, de la revista Gatopardo, añadió que el número de lectores de diarios ha caído progresivamente, “en tiempos de Porfirio Díaz, El Imparcial tiraba 100 mil ejemplares, ¿qué medio de ahora podría presumir algo parecido?”.
Documentales y edición

En la mesa dedicada a los editores de periódicos, donde participaron representantes de Milenio Puebla, e-Consulta, La Jornada de Oriente y Síntesis, se coincidió en la urgente necesidad de profesionalizar a los reporteros, ya que muchos tienen errores elementales de gramática y ortografía.

Por su parte, documentalistas poblanos, como Tim Dirdamal, Erika Mercado, Byron Lechuga y Felipe Haro, urgieron a crear circuitos alternativos de exhibición de documentales para acerca más al público a ese tipo de filmaciones.

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