Revuelo causó el ácido humor de Juan Carlos Domínguez en su visita a Puebla a principios de mes. La Puebla decimonónica, de champurrado y de cemitas fue incapaz de digerir la flema norteña del periodista del Semanario Zeta al darle a Marín el epíteto: "tirano de cómic". Más quecaracterización despectiva del periodista, arranque lúdico, revitalización de la glándula tiroides, mirada etnográfica desde el muro.
Eso, fisura en el muro de la cemita y no juicio sumario.
Víctima de la ironía tijuanense fue la columna periodística "Dios en el poder", luego de publicar una reseña sobre "Puebla en su Tinta: Mediósfera y Academia se desvaneció. Las razones de extinción de la leída sección guerrerense-huachinanguense se encuentra en un par de emotivos posts dignos de lectura hemerográfica.
Ora sí. "Estos poblanos, en su estado precioso", diría Juan Carlos.
Pues sí. "Estos poblanos", a los que los ofende la inteligencia.
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