José Luis Escalera, describe cuán superflua resulta la obra del viaducto elevado de la comuna municipal pero cuán rentable en términos de marketing político:
Marketing político
JOSÉ LUIS ESCALERA
Hace unos días se confirmó un rumor que las mismas autoridades municipales desmintieron cuando surgió y que de tan absurdo no merecía demasiada atención: la construcción de un segundo piso en el bulevar Atlixco, de mil 200 metros de longitud, desde la calle Matamoros hasta el río Atoyac. En sesión extraordinaria de cabildo el pasado 2 de septiembre y que fue convocada con una hora y media de anticipación los sorprendidos regidores aprobaron sin anteproyecto ni proyecto ejecutivo ni evaluación socioeconómica, ni estudios de impacto ambiental, ni de origen y destino, ni de vialidad, la construcción de un “viaducto elevado” que con un supuesto costo de 272 millones de pesos –difícil saber cuánto costará realmente si no hay proyecto ejecutivo– pretende dar “solución integral a tres de los cruceros viales más conflictivos” y contribuir a una “Puebla capital más moderna, de vanguardia, con una obra que genera competitividad y modernidad, que permitirá a Puebla estar a la par de las grandes ciudades de México y el mundo”.
Me sorprende la impertinencia del proyecto, lo absurdo que encuentro dedicar tal cantidad de tiempo, dinero y esfuerzo en el vano afán de poner a Puebla, con una obra así, “a la par de las grandes ciudades de México y el mundo”. Estos delirantes sueños de grandeza serían graciosos si no fueran la motivación y el sustento de las decisiones de nuestros gobernantes.
¿Qué hay detrás de una decisión así en la coyuntura actual de la ciudad? ¿En verdad cree Blanca Alcalá que un “viaducto elevado” de mil 200 metros de longitud convertirá a Puebla en una ciudad maravillosa? Me cuesta mucho trabajo creerlo.
Yo podría argumentar que la verdadera solución para dar movilidad a los poblanos está en el transporte público, que los “segundos pisos” o “viaductos elevados” –¿se puede llamar “viaducto” a una calle de mil 200 metros, por mucho que la eleven?– degradan seriamente la zona en la que se construyen, oscureciéndola, marginándola y promoviendo la delincuencia en sus alrededores. Podría lamentarme por el derribo de más de 150 preciosas jacarandas en una ciudad urgida de árboles y áreas verdes, podría decir que los segundos pisos si no tienen continuidad no sirven para nada, que el bulevar Atlixco, quizás la avenida mas ancha de Puebla, no necesita de cuatro carriles adicionales. Argumentaría que el tramo angosto de dicho bulevar, (de dos carriles por lado) el único en una avenida de ocho carriles, está justo donde terminaría el anunciado segundo piso, lo que provocará unos congestionamientos monumentales en el tramo que va del río Atoyac al “Puente 475”. Podría decir que menos del 20 por ciento de los poblanos se mueven en coche y que lo mejor sería replantear el uso actual del bulevar Atlixco, recuperando carriles que actualmente sirven de estacionamiento o central de autobuses foráneos para ser usados como carriles exclusivos para autobuses urbanos dobles que transportarían a 30 mil 000 pasajeros por hora contra los 3 mil pasajeros por hora que en el mejor de los casos pueden moverse en coche. Podría argumentar que con esos 272 millones se pueden hacer muchas cosas en las colonias marginales que sufren graves carencias de servicios públicos básicos. Argumentos técnicos, económicos y de sentido común para desechar este proyecto sobran.
Pero como parece que este tipo de obras apantallan y se pueden “vender” bien a una sociedad mal informada y poco participativa como la poblana entonces no estamos hablando de carriles, flujos de circulación, pasajeros por hora o del dilema entre transporte público y transporte privado sino de apariencias y percepciones de la ciudadanía. Estamos hablando del peor marketing, el marketing político. Estamos hablando de encuestas y sondeos de opinión, de fama y por supuesto de candidatos a gobernador del estado.
Me parece que Blanca Alcalá ha sido una buena presidente municipal. Sensible e inteligente, ha trabajado en el Centro Histórico, ha apoyado con valentía un buen proyecto cultural para el municipio, construye una muy necesaria ciclopista que habría que celebrar y ampliar. Ha mejorado los servicios de alumbrado y de limpia, ha trabajado bien con los diversos grupos marginados de la ciudad. Tengo una buena impresión de ella y me parece que esta impresión la comparto con una buena parte de la población.
¿Por qué piensa Blanca Alcalá que necesita una “gran obra”? Si tiene posibilidades y quiere ser gobernadora, ¿qué le hace pensar que un “viaducto elevado” que no sirve pero se ve mucho, la va a ayudar a lograr sus legítimas ambiciones políticas? Me parece que será al contrario: un error en estos meses cruciales para la sucesión estatal la pondrían en una posición muy vulnerable de cara a sus competidores por la candidatura oficial. Porque esto del segundo piso en el bulevar Atlixco es una mala decisión que perjudica a muchos poblanos y que no soluciona nada y además cuesta mucho dinero.
Yo quiero una ciudad donde me guste vivir, que no esté a la par de ninguna otra porque tiene su propio carácter y su propia personalidad. Una ciudad que haya resuelto los problemas de servicios públicos para todos sus habitantes. Que privilegie lo público sobre lo privado. Que sea de vanguardia porque apuesta por la sustentabilidad ambiental, por energías no convencionales que no provienen de combustibles fósiles. Que sea de vanguardia porque privilegia al peatón y al ciclista. Que sea de vanguardia porque recicla sus desechos sólidos y aprovecha sus aguas pluviales, separándolas de las negras. Que sea de vanguardia porque no permite la contaminación visual causada por los anuncios en las calles. Por ahí va la verdadera vanguardia en las ciudades de Mexico y el mundo que la alcalde quiere imitar. No va por los segundos pisos para que se muevan más coches llevándose de encuentro la zona que cruzan. En el DF están ampliando el metro y el metrobús, no están construyendo un solo metro de calles elevadas o segundos pisos.
Opino que en Puebla necesitamos menos autos particulares y más autobuses, necesitamos más y mejor transporte público, más gente que se mueva en bicicleta, más árboles. Necesitamos limpiar los ríos, más parques y mejores espacios públicos. Necesitamos más y mejores servicios básicos en todas las colonias y zonas marginadas. No necesitamos ni queremos anuncios espectaculares en las calles.
Tampoco necesitamos ni queremos gobernantes atentos al marketing político que ponen en riesgo una zona importante de la ciudad y comprometen su futuro movidos por ansias de fama y notoriedad de dudosos resultados políticos. Para mí no será ningún consuelo ver cómo se derrumba políticamente Blanca Alcalá desde su inútil, torpe y potencialmente desastroso segundo piso en el bulevar Atlixco. No se lo merece. Que nos lo ahorre y que se lo ahorre.
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